Sunday, December 24, 2006

La mujer de la pirámide de mayo

todos somos una vaca/ con ganas de ser otra cosa
Martín Rodríguez, Lampiño (2004).



Yo
qué quería ser:
“vaca de dios”-
Ester Lareina-
una cuadrúpeda
de cuatro achuras
y de yapa
por el cash- cash
abrir mi panza
sacar el pasto
sortear mi lengua
vender mis hijos

Yo
quise tener:
del peón
mi peor hijo
de mi pecho
niños
del ojo marrón
(de yo-vaca)
niñas
de mi lengua
¿cuántos bebés
habrán nacido?

Monday, December 18, 2006

¡Vamos, quiero una explicación!

*Foto: Sunday- Sonic Youth

Hoy Clara pide Claridad. Nada grave: se trata tan sólo de un asunto de pollera y pantalón. Hay un auto (va muuuy rápido) y una estatua. Creo que es en Av. Libertador. También hay chocolates, mucha música y un mito venido a menos: el de la complementariedad entre los sexos.

Sunday, December 17, 2006

And this is hardcore
Creí que nos iban a encerrar en un galpón hasta matarnos a todos de hambre.
M.S. en “La tercera fundación”.

Todo lo que tengo
lo entregué en la puerta:
mi casa
la bajé corriendo
sobre la espalda dura, acongojada
las rodillas rotas
supurando en hilitos de sangre.

Soy venuda
muy venuda
cuántas veces fantaseé quebrarlas
verlas abrirse en un charco espeso
con mi cuerpo contrahecho
hecho mula descartable.

Una vez tuve una idea
donar toda mi sangre
pero me dejaron exenta:
la transfusión es una dote
encarecida sobrevaluada
la enfermedad
me la negó siempre:
por amor a la salud pública
ya nadie puede
querer mi sangre.

Escasa de hospitalismo
tengo sólo mi casa-
una cucha desértica
hecha por mí
diseminada en barrios
donde hay carteles
que nos convocan:
underdogs
perros en falta
hijas de lobos
hombres gato
hasta el goce
de la cohabitación
no tienen.

Monday, December 11, 2006




Clara O., redactora de Zona Churrinche*, escribe…

Hacelo vos

Por qué ZCH no quiere participar del Primer Concurso Nacional de Publicaciones Barriales:

Resulta que durante este fin de semana largo (8, 9 y 10 de diciembre) los integrantes de la revista ZCH fuimos a una capacitación que ofrecía el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación en el marco del Primer Concurso Nacional de Publicaciones Barriales llamado Contalo vos. Según nos habían dicho (y nosotros aplicadamente creímos), concurrir a este encuentro era un requisito indispensable para poder participar del concurso que era en definitiva lo que más nos importaba. Una vez que llegamos, el viernes mismo en la apertura, nos enteramos que el premio, de por sí minúsculo (te financian durante un año la impresión bimensual de 500 ejemplares de tu revista en papel obra, a cuatro pliegos, blanco y negro a excepción de la tapa y contratapa que va a dos colores), era una excusa y que lo importante, para los organizadores, era que las diferentes organizaciones participantes fortalecieran sus prácticas comunitarias a través del intercambio de experiencias y de los contenidos trasmitidos durante la capacitación (qué es la educación popular, de qué hablamos cuando hablamos de comunicación participativa, de identidad, de memoria y de género, cómo se arma un proyecto social fueron algunos de los ejes que definieron el trabajo de los tres días). En relación a esto último nos dieron un manual que dijeron que convenía leerlo antes de armar el proyecto.
El staff de ZCH se sintió inmediatamente convocado por el concurso desde el primer día que vio los carteles en la calle y por eso decidió inscribirse. Y sí, la palabra “barrio” y sus derivados son casi un tesoro para nosotros. Pero desde nuestro proyecto editorial siempre intentamos desarmar toda idea cristalizada de barrio, confrontar diversas versiones del mismo, apelar a las diferentes voces que lo significaron históricamente y a aquellas otras que hoy lo llenan de sentido, ver cuáles son las prácticas que lo atraviesan y lo conforman materialmente. Nada de esto encontramos en Contalo vos. “Antes de pensar en qué es un barrio hay que empezar por solucionar los problemas más urgentes que hay en él: el hambre, por ejemplo” podría decirme alguien. Y yo comparto, totalmente, sólo que me hace ruido la construcción del barrio que suena detrás del concurso. Creo que acá estamos, otra vez, ante otra de las potencialidades un tanto monstruosas del Estado argentino. Si tuviera que reponerle a alguien, a algún interesado, qué concepción de barrio bajaron desde el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación a través del concurso Contalo vos durante los tres días de capacitación, diría lo siguiente:

Para el Estado nacional el barrio es la mínima unidad divisible del territorio argentino según la cual conviene dividir a éste último a los fines de doblegar todo intento de resistencia respecto de la repartición desigual de los recursos públicos. Esto es así porque el hecho de que en cada barrio existan lazos de vecindad permite la auto-generación y la auto-gestión de los recursos vecinales para la solución de problemas (desde el hambre, pasando por el desempleo y el embarazo adolescente, hasta la falta de un foco en el alumbrado público). Un ejemplo: si en un barrio “x” las calles no están asfaltadas y por eso los niños que allí viven no pueden ir a la escuela los días de lluvia, es el propio sentimiento de pertenencia al barrio, que como tal conviene que el Estado fomente e hiperbolice, el que determina que los vecinos consideren la pavimentación como problema de responsabilidad compartida ante el cual la comunidad debe buscar participativamente las soluciones más eficaces. He ahí la función de lo comunitario: buscar en forma participativa soluciones para resolver cuestiones que les atañen a todos. El Estado debe enseñar a encontrarlas a través de la puesta en marcha de los propios recursos comunitarios (aunque más no sea de la fuerza de trabajo de los vecinos de la que la comunidad dispone gratuitamente). El Estado puede además facilitar algunos de los recursos faltantes a través de la organización de diversas instancias, por ejemplo, de concursos en cuales las diferentes comunidades barriales participan a través de la presentación de sus “proyectos sociales” que serán debidamente evaluados por funcionarios idóneos que decidirán, de entre todos, cuáles serán financiados por el Estado y en qué porcentaje. Dado que muchos proyectos no podrán solventarse estatalmente, debe quedar claro que la responsabilidad es siempre de los actores (por ejemplo, de la administradora del comedor de la comunidad “x” que no supo explicar bien en su proyecto las consecuencias y el impacto que podría acarrear para su barrio que los chicos se quedaran sin el almuerzo, cena, merienda, etc.). Para inculcar esta responsabilidad ciudadana es necesario que el Estado capacite a los vecinos para la correcta confección de los proyectos sociales a ser presentados en los diversas instancias que el Estado tiene la obligación de organizar.

*Si querés saber de qué trata nuestra revista entrá en www.zonachurrinche.blogspot.com

Saturday, December 02, 2006

Una cosa inconmovible


Hoy estoy un poco desordenada pero la verdad es que no pude hacer nada de lo que decía el poema de abajo, no abandoné ninguno de mis ritos: lavé ropa, miré caras, leí libros sólo que hice todo eso sabiendo que me estaba sintiendo irremediablemente desordenada y obvio que cansada, pero eso casi no lo aclaro porque ya es crónico en mí (y no vayan a creer que mi cansancio es de la misma naturaleza que el de noelí y ya que estoy, ya que te nombro, te pido perdón por ser tan lenta, por haber malinterpretado tu fatiga, parece que los indicios poblaban tu escritura, y yo como si nada, encima ahora me acuerdo lo del tirón en el costado izquierdo que me habías contado y yo que no te hice caso porque ¿acaso el corazón no está del derecho? Perdón, perdón, recién ahora me doy cuenta que fue el impacto de enterarme que tenés un corazón doble, entendeme, es que yo no puedo ni con uno solo, así que imaginate, me enceguezco un poco cuando me hablan de tener dos) y a veces no puedo ni contarlo porque de qué manera escribir mi cansancio. Por ahí es por eso que siempre me pregunto de qué forma escriben lo que escriben, esa forma que persigue el escritor como contó el otro día gusmán en alejandría cuando habló de su viaje del frasquito (1973) a ni muerto has perdido tu nombre (2002), de una escritura a otra que le trajo millones de reproches, él no sabe pero yo escuché muchos de esos reproches- o tal vez haya que llamarlos escrúpulos- en un seminario en el que me tocó hablar a mí sobre ni muerto… y la falta que señalaban era un supuesto apego a la referencialidad, como una falta de problematización de la representación o una especie de visión titánica del lenguaje justo en una novela que tenía como protagonista a un hijo de desaparecidos, y yo cuanto más pienso en estos escrúpulos más me canso y más me convenzo de que a mí ningún lenguaje me va a salvar de la fatiga, es más, creo que cada vez me va hundir más en ella, pero igual, antes de que me hunda, déjenme decirles lo que pienso: porque creo que para gusmán no existe algo así como una idea “titánica” del lenguaje, nada más lejos de ni muerto… de su escritura tan blanca e indolente, hay algo de ella que siempre me quedó así como impactando en mi cabeza y que, otra vez gracias a maría, lo reencontré no hace mucho en la escritura de rosa, en una de sus tantas taxonomías heterodoxas: “la ciencia contemporánea, la biología, las ciencias físicas y naturales, pero también la anatomía y la geología, los discursos sobre los discursos, pero también los discursos excéntricos, dispares, contrahegemónicos, silenciados, censurados, reprimidos, pero también los enunciados del placer y del gozo cualesquiera fueren, muy cauterizados en el mundo contemporáneo por las palabras, y sobre ello, sobre todos ellos, las cosas”… Qué lista ¿no? pero yo también pienso así, creo que sobre todos los lenguajes, excediéndolos no sé bien de qué manera, están las cosas, inconmovibles, y si cito estas palabras de rosa es porque creo que justamente la escritura de ni muerto…, que habla de lo peor como si nada, como si todo le resbalara, deja intacta esas cosas, hace eco en ellas y constituye el costado desafectado de la escritura de gusmán (hay otro costado, el de la restitución del nombre verdadero, por ejemplo, que se conecta con epitafios y las escrituras fúnebres, con el de derecho antiguo a saber cómo murieron los que murieron, con las caras y recordatorios de página 12 para cada aniversario de un desaparecido, con esas escrituras poderosas, afectadas de la positividad de la ley) y se encastra a la perfección con los que confesó como sus personajes preferidos, los desafectados de la estructura, los sin lugar, y es que su escritura también a veces se queda sin lugar porque no puede nada con ciertas cosas y lo confiesa en su profunda literalidad, la escritura se queda sin lugar cuando las cosas imprevisiblemente vuelven como escupidas por el mar, como esos cuerpos deshechos que aparecían en las playas de la costa atlántica argentina mientras una familia, supongámosle, tomaba mate y comía facturas y divisaba algo que no se sabía qué… sabían eso ¿no? Y sí…las cosas vuelven, siempre, como que se repiten, y eso es lo que me más me cansa, me agota, la repetición, porque ya no sé qué hacer con ella, y entonces acá confieso mi conciencia porque no se vayan a creer que yo estoy libre de escrúpulos, no, la verdad que nada más lejos, y otra vez me acuerdo de gaby y de las potencialidades monstruosas del estado argentino que la dejaban estupefacta y que casi no podía decir y pienso en viñas que también intenta decirlas, creo que su proyecto de escritura siempre fue ese, cómo decirlas, y me vuelvo a acordar de gusmán que el día de alejandría tuvo que enfatizar que lo de lópez le parecía gravísimo y a veces ni nos damos cuenta y entonces me canso porque no sé cómo pensarlo ni qué decir ni qué forma usar, no se pueden repetir por siempre las palabras de otro ¿no? ¿y entonces?