Saturday, September 22, 2012

Wednesday, September 19, 2012





MELANCHOLIA


Cuando me enamoro o estoy enferma
dejo de sentir el tiempo,
los segundos
caen siempre sobre la misma parte del cuerpo
son lluvia metal que pincha
dejan marcas como besitos de alfiler.
La domesticidad se rompe, la heladera
sin comida se llena de hielo
hace ruidos raros
de máquina vieja como el corazón.

No puedo levantarme  
al frío de la calle o al de mi casa.
Necesito montar en la cama
una ciudad de pensamientos
un fantasma de comunidad alucinada
que me sirva para conversar.

Estar en la cama es estar en la cárcel
incomunicada
con un espejito que no llega a
reflejarme toda
la cara, solo la boca roja por llorar
un ojo brillante, la mejilla izquierda
demasiado blanca.
Me miro al espejo y tomo mate.
Mis carceleros
no saben que los mates me salvan la vida
son la mímica de una conversación
líquida y caliente
son remedo de un amor primitivo,
tal vez del amor por mi mamá
que se mezcla con el amor por
cualquier hombre
que se mezcla con el amor por
el mundo que está más allá de mí.