POSTÍNTIMO sobre lo que el sábado me dejó
Todas las cosas que pasan y yo sin escribir un poema. El tema es que no quiero estresarme con la escritura, tengo fiaca de ese estrés, le desconfío: algo bueno podría salir de eso.
Pasó algo con la Política? Pasó algo con el Amor? Sí y no. El campo que une las 2 cosas: la angustia flotante, el llamado del fin del mar que me hace aguantar flotando, querer nadar y llegar al otro lado, ver qué hay: el tesoro de lo que no conozco pero que sí puedo (me gusta) imaginar. También las une el compromiso: el compromiso es la intersección entre esos 2 campos de verdad.
Perdón si alguien lee esto, perdón pero voy a escribir sin esforzarme. El presente me pasa por encima, como avalancha de cosas, como si la enumeración de la que está hecho un poema horrible o hermoso saliera de las palabras y se convirtiera en mundo real que se te refriega por la cara. El pasado también un poco que me aplasta. Lo miro y lo indago como me miro e indago la cara por no creer.
Subo y bajo. Cuando bajo vuelvo a subir como si nada. Me baño, me cambio y me seco amorosamente el pelo y después me largo a la calle y siento más que nunca el viento frío o caliente en la cara. Los rastros que quedan de la mirada inquisitiva del espejo son preguntas. Mi cara es a esa altura un gran ovillo de lana a cuyo extremo no llego nunca.
Política: extremadamente sensible a que no funcione. Con el fantasma de que todo estalle. Miedo infantil que me lleva a hacer asociaciones un poco idiotas. El olor a muerte que siento no está en ustedes, está en mí. Es que hay discursos a los que les escucho algo de mortífero. No perdono que se olvide el militarismo extremo que alguna vez se hizo carne íntima. No me olvido aunque lo que importe sea el hoy, gobernar, gestionar, la juventud abocada a la política y muchas cosas más. Creo que nadie está destinado a ocupar el lugar de nadie; a nadie se le puede exigir ese destino. Pienso en ese lugar que me dejaron y lo veo atravesado por amor y violencia. La violencia no la quiero. Yo quiero que nunca más tengamos que matar. Quiero pensar más allá de la guerra.
Veo huellas en la playa que están a punto de borrarse por el viento y la marea.
Amor: “nosotros somos otro”; me digo que hay que transitar la diferencia. Pero hay un mecanismo que no entiendo (miles mecanismos amorosos que no comprendo). Todo es un subibaja: encontrarme con vos, reírme mucho y besos besos besos. Después pasan los días y no queda nada. El encuentro es la huella que desaparece a fuerza de trabajo y vida cotidiana. El encuentro es como esa pequeña isla que baja para hundirse en el mar de lo ordinario. Pero entonces volvés en sueños. Te metés en esa otra vida que tengo sin que nadie te invite a subir. A veces incluso aparecés en la siesta y a la noche! Hacemos cosas juntos dos veces en un día. Ahí me doy cuenta que te extrañaba y me pregunto si— como pasa en un cuento de Miranda July donde los protagonistas tienen una relación amorosa que dura intensamente lo que dura el ataque epiléptico de uno de ellos— es posible que nuestro amor solo viva en sueños. Pero ojo: eso no le quita realidad; si no piensen en la cantidad de tiempo de nuestra vida en que nos la pasamos soñando. Por eso estoy decidida a buscar la manera de invocarte para poder invitarte a soñar conmigo.
3 comments:
vamos preparando para lo que nos dejará este sábado a la noche y también el domingo. hay fiestas. hay alegría. y un poco de confusión también jejeje un abrazo grande
ey, pasa las coordenadas de las fiestas:)
OBVIO
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